lunes, 21 de enero de 2013

El lunes 10 de mayo de 2004 fue difundido, en conferencia de prensa, un video grabado el 5 de marzo por pilotos del Escuadrón 501 de la Fuerza Aérea Mexicana. En él quedaron registrados once OVNIS, aunque luego los medios aumentaron el número a 16. Ese material, en una decisión incomprensible, fue cedido al conocido ufólatra Jaime Maussán. El periodista determinó, con su habitual capacidad investigativa, que las luces que se ven en la grabación infrarroja son OVNIS. Las últimas indagaciones realizadas atribuyen las lucecillas en realidad a las flamas de las refinerías de Campeche, la reserva petrolífera más grande de México. ¿Aceptarán los crédulos que sus marcianitos nuevamente no son tales? Todo parece indicar que no. 
 
Por eso no extraña que Maussán, refiriéndose a las luces filmadas desde el avión de la Fuerza Aérea Mexicana, pida “que los científicos no vengan a destruir el caso”, cuando en verdad está expresando “no me vengan a destruir el negocio”. Lo cierto es que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) decidió entregar el video a Maussán y no a los científicos. Y eso no es lo único cuestionable.  

En el número 3.719 del 17 de mayo de 2004 de la “Gaceta de la UNAM” (Universidad Nacional Autónoma de México) aparece el artículo “Centellas, el fenómeno visto desde un avión de la Sedena. Descartan universitarios que se trate de objetos o naves extraterrestres”. Rosa María Chavarría lo firma. 

El texto da cuenta de la conferencia de prensa en la que participaron José de Jesús Franco (director del Instituto de Astronomía), Armando Arellano (astrofísico), Rafael Navarro y Julio Herrera (del Instituto de Ciencias Nucleares). Los físicos de la UNAM calificaron de irresponsable el hecho de entregar el video a Maussán.  

En un manifiesto encabezado por el ingeniero Antonio Sánchez, se lee: “la comunidad científica mexicana desea expresar su extrañeza hacia la Secretaría de la Defensa Nacional por el cuestionable criterio con el cual decidió entregar material de manera exclusiva a un grupo muy reducido de personas. Esta determinación hizo a un lado a incontables instituciones de investigación en nuestro país que pudieron realizar un trabajo más certero, ético y serio de lo acontecido”. 

¿Y por qué no se recurrió a la comunidad científica para investigar el caso? La sorprendente respuesta la dio el general Vega García. Cuando se le comentaron las críticas de los científicos, dijo que… ¡no los conocía! Al respecto, Sánchez Ibarra expresa: “Lamentamos que el general Clemente Ricardo Vega García, Secretario de la Defensa Nacional, desconozca la existencia de científicos de primera talla en las disciplinas de astronomía, meteorología, ciencias nucleares y otras ciencias útiles. El hecho de que la Defensa Nacional ignorara a qué instituciones y con qué disciplinas científicas podría contar para esta situación nos causa inquietud sobre las metodologías que se pudieran tomar en otro tipo de eventos”. 

Regresemos al artículo de la Gaceta: “No obstante, (José de Jesús Franco) reconoció el trabajo serio de la Sedena, la cual cuenta con una serie de instrumentos adecuados y especialistas con los que los universitarios desearían intercambiar puntos de vista. Indicó que ya pidieron a dicha secretaría una copia de la cinta y de la información técnica utilizada que permitió observar estas luces para realizar estudios profundos y encontrar una respuesta científica definitiva sobre los hechos. En esta casa de estudios y en las universidades públicas hay expertos suficientes para efectuar este tipo de investigaciones, consideró”. 

La Sedena –actuando nuevamente de forma irresponsable– ha manifestado que no proporcionará información a los científicos. Otros investigadores se han topado con una respuesta similar. Al parecer, aquellos que quieran realizar alguna investigación deberán acercarse a Jaime Maussán para tratar de obtener los datos que pudieran requerir. 

¿Qué harán los científicos? ¿Se acercarán a Maussán? Lo dudo, pues seguramente son alérgicos al ufólogo. ¿Cerrazón? No, es una reacción lógica ante las barbaridades expresadas por este sujeto a lo largo de los años. Y la manera en que se ha desarrollado el caso Sedena me ha hecho reflexionar acerca de la relación entre Maussán y la ciencia. 

La desaparecida revista “Contacto Ovni”  publicó un número especial sobre OVNIS en el espacio, el que estuvo a cargo de Maussán, quien en su editorial escribió: “El día de hoy todos aquellos que afirmaban la imposibilidad de la vida en otros planetas han tenido que callar. Pronto lo harán todos aquellos que afirmaban que es imposible viajar a la velocidad de la luz. Y poco después aquellos que afirmaban la inexistencia de la vida extraterrestre en la Tierra”.  

“Herencia estelar” es una novela (batante mala) de ciencia ficción. Gabriel Chávez (quien doblaba al español al Sr. Montgomery Berns de los Simpson) es su autor. El libro trata sobre la llegada de los ET a la Tierra. Maussán anota: “Un gran libro, uno de los mejores que he leído en cuanto al tema ciencia ficción, OVNI, extraterrestre”. No en vano también escribió el prólogo, donde se lee: “En la actualidad, la investigación del fenómeno OVNI se ha convertido en una verdadera ciencia, desde luego informal, ya que no es reconocida por los científicos que no pueden entender cómo podrían trasladarse hasta la Tierra seres de otro planeta. Con base en la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein nada podría moverse en el espacio más allá de la velocidad de la luz (300 mil kilómetros por segundo) sin desintegrarse”. 

Antes de “contradecir” un argumento, Maussán debería tratar de entenderlo. ¿Qué dicen realmente los físicos al respecto? ¿Se desintegraría un objeto al alcanzar o superar la velocidad de la luz? ¿Qué le cuesta a Maussán informarse antes de abrir la boca?  

Enterarse de lo que dicen los físicos no es complicado. Basta con acudir a una biblioteca. En su libro “Cuando la ciencia nos alcance”, el físico Shahen Hacyan explica lo que en verdad se desprende de la teoría de la relatividad. Explica: “Einstein demostró que un cuerpo masivo necesitaría una cantidad infinita de energía para alcanzar tal velocidad (la velocidad de la luz) o, dicho de otro modo, todo el Universo usado como combustible no le sería suficiente”. 

Por su parte, el físico Armando Arellano, en su libro “Por qué no hay extraterrestres en la Tierra”, asegura: “Viajar a la velocidad de la luz no es posible para nadie, para ninguna civilización por muy adelantada y tecnológica que sea. La razón es que para que un objeto con masa viaje a la velocidad de la luz, es necesario darle una cantidad infinita de energía, lo que no es posible”.  

Estos límites en cuanto a la velocidad que podría alcanzar una nave no son una “imposición” de los científicos. Los físicos simplemente están explicándonos cómo funciona el universo. Pero Maussán se niega a aceptar las leyes de la naturaleza y trata de refutar los descubrimientos científicos, aunque comienza con el pie izquierdo: ni siquiera entiende las ideas científicas.


PATINAZOS MAUSSANIANOS 

En diversas ocasiones Maussán ha hablado de ciencia. En noviembre de 1998 la revista “Quo” realizó un reportaje acerca de la fiebre de lo paranormal en México, en el cual se entrevistó a Jaime: “La ciencia tomó el tema, lo observó y lo desechó. Por eso, muchas personas improvisadas se dedicaron a realizar su investigación y difusión. No me considero un iluminado, ni un contactado, ni tampoco un charlatán. Pero tampoco soy un hombre que se maneja por el rigor científico. Soy un comunicador. Puedo moverme con mucha más amplitud que un científico y con más rigor que un aficionado”. 

En 1998 Yohanan Díaz organizó el “Primer encuentro universitario de vida extraterrestre”. Los ufólogos, entre ellos Maussán, se dieron cita en el campus Acatlán de la UNAM. La conferencia de Jaime estaba programada para el martes 3 de marzo, aunque expuso el miércoles 4. En ella pretendió dar una clase de filosofía de la ciencia. 

Su lección partió de aquello que -se supone– no se ha contado de Carl Sagan. Según Maussán, Sagan estaba convencido de la presencia de los ET en la Tierra, pero fue censurado por sus colegas y obligado a no hablar al respecto; así, como parte de esta censura habría sido expulsado de la Universidad de Harvard: “Muchos han recurrido a él para explicar el escepticismo de la ciencia... Lo curioso es que Sagan, en un programa de televisión, cuya entrevista apenas vi, aceptaba la posibilidad de la existencia de OVNIS en la Tierra, de naves extraterrestres. Curiosamente ese mismo año (1978) Harvard lo expulsa. Posteriormente, en 1992, la Academia de Ciencias de los Estados Unidos le negó la entrada por su participación en las demostraciones para impedir el uso de la tecnología nuclear por sus peligros. De tal forma ahora nos damos cuenta de que Sagan fue un hombre que aprendió a sobrevivir en un medio tan represivo como lo es el científico, (donde) aquel que se sale de los parámetros puede ser fuertemente reprimido, y esto no solamente en el área astronómica, sino prácticamente en cualquier área de la ciencia. Ahí es cuando yo los invito a ustedes, a los maestros, a los científicos a considerar que la ciencia son dos cosas...”. 

Presten atención, pues Maussán, el filósofo, nos va a definir lo que es o debe ser la ciencia. “Una cosa son los hechos duros, que deben ser investigados y analizados; otra es la imaginación. Cuando la ciencia renuncia a ser imaginativa, entonces establece límites al ser humano. Pensar que no es posible viajar más allá de la velocidad de la luz es considerar que seremos prisioneros de nuestro propio planeta por los siglos por venir. Quizá llegaremos a visitar algunos de los planetas que nos acompañan en nuestro sistema solar, pero nada más allá... y desde luego, jamás llegaremos a establecer contacto con extraterrestres”. 

Curioso que el profe de filosofía de la ciencia mencione a Sagan y luego se queje de que la ciencia pretenda establecer límites. Habría que recordarle lo que Sagan decía: “Los científicos no pretenden imponer sus necesidades y deseos a la naturaleza, sino que humildemente la interrogan y se toman en serio lo que encuentran... Es irritante que la ciencia pretenda fijar límites en lo que podemos hacer, aunque sea en principio. ¿Quién dice que no podemos viajar más de prisa que la luz? Solían decirlo del sonido, ¿no es cierto? ¿Quién osa poner límites al ingenio humano? En realidad, la naturaleza. Significativamente, la seudociencia y la superstición tienden a no reconocer límites en la naturaleza”. 

Continuemos con la lección de Maussán: “Es importante ser humildes, aceptar que no todo lo que no podemos entender quiere decir que no existe; debemos tener una mente abierta. Desde luego solamente aceptaremos aquello que nos convenza, pero ¿no es verdad que un científico renuncia a su papel cuando dice desde antes que ‘el fenómeno extraterrestre no es cierto, no lo necesito investigar porque no es verdad’? ¿Y no es esa postura la que yo he encontrado en los últimos años? ‘Señor, tengo este caso fantástico, ¿quiere usted investigarlo?’. ‘No, no es necesario, no es cierto’. Es ahí donde el científico renuncia a ser científico... No podemos asumir ya desde antes que algo así no es cierto”. 

Después de estas palabras, Maussán deja de hacer filosofía de la ciencia y prosigue su “científica conferencia” con los misterios de Marte. Pasa el video de “Alternativa 3”. Misterio, ¿verdad? 

Después habla acerca de lo que se ha encontrado en las rocas del planeta rojo y pregunta: “¿Cómo puede haber acero y resinas en las rocas de Marte si estos compuestos son de naturaleza artificial? Lo que más me sorprende es que esta información está en internet desde septiembre de 1997 y nadie ha dicho absolutamente nada, nadie ha siquiera tratado de darle la más mínima explicación”. Escépticos, ¿cómo refutan estos “hechos duros” que encontraron los científicos que han enviado sondas a Marte? La fuente de esta información fue Rodolfo Garrido (“asesor de la NASA”). “Tú usas un lenguaje seudocientífico”, le comentó –en un programa de debate– Luis Ruiz Noguez a Garrido. Éste protestó y Luis explicó lo de las resinas de silicón y acero. 

En su conferencia, Maussán dejó claro que para él la presencia extraterrestre en nuestro planeta no se trata de una “hipótesis” o algo a corroborar: “En lo personal ya no me cabe ninguna duda. Algún día fui escéptico, pero hoy estoy convencido de que vivimos una realidad extraordinaria. Aquí lo más importante es que la presencia de estos seres no nos dice si son buenos o si son malos, no nos dice si nos vienen a ayudar o a atacar, nada de eso en realidad importa. Lo único que importa es que están aquí, y si están aquí quiere decir que nosotros estaremos allá mañana, quiere decir que sí se puede viajar en el espacio más allá de la velocidad de la luz, y que aunque no entendemos cómo sería posible, muy pronto en el futuro podríamos hacerlo”. 

Y no podía faltar el mensaje ecológico: 

“Por eso apelo a ustedes. Es necesario pensar que no seremos la última generación en la Tierra y que habrá otros que no han nacido todavía. Debemos estabilizar este desarrollo que tenemos, evitar seguir destruyendo, acabando los recursos, exterminando la fauna y la flora, para dar oportunidad al futuro, a otras generaciones a lograr este maravilloso e increíble sueño.  
“Para mí, lo más importante sería que un descendiente nuestro en el futuro, algún día, pudiese cantar a la orilla de otro mar, de otro mundo, de otra parte del universo y recordar con gratitud a aquellos que hicieron posible esto. Nosotros tenemos la extraordinaria posibilidad de convertirnos no solamente en una generación de transición sino en la generación que haga posible esta posibilidad; existen ya algunas muestras de la conciencia naciente, no solamente aquí en México sino en el mundo, alrededor de la necesidad de proteger la vida... Yo espero que tengamos tiempo de salvar a este mundo del mañana, porque es ahí donde se encuentra nuestra propia trascendencia”. 

Aplausos, por favor. 

¿Otro ejemplo de los absurdos de Maussán? El 16 de enero de 1998 Nino Canún organizó el último debate que sobre OVNIS realizara dentro de la serie “¿Y usted qué opina?”. El ufólatra presentó un video en el que se veía el paso de varias “naves extraterrestres”, “misteriosos” objetos que fueron videograbados la noche del 28 de enero de 1996. Los escépticos plantearon la posibilidad de que se tratara de un meteorito. 

La verdad es que para cuando se realizó el debate de TV el caso ya estaba más que resuelto (aunque actualmente el video sigue siendo para Maussán una prueba de la manifestación de los extraterrestres en nuestro planeta). El escéptico Luis Ruiz Noguez ya había explicado todo en el número 20 de “Contacto Ovni” (septiembre de 1996). Veamos un poco el desarrollo del caso.


UN OVNI BOLUDO 

El lunes 29 de enero de 1996, los periódicos “Excélsior”, “Novedades” y “El Heraldo”, entre otros, informaban de la caída de un meteorito. El cuerpo habría sido visto la noche del domingo anterior en el Distrito Federal, y en los estados de Veracruz, Puebla, Morelos y Jalisco, entre otros. En los diarios se informaba que varios científicos comenzarían a buscar los restos del supuesto meteorito. “Por su parte, el físico Octavio Cardona, del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica del Planetario de Puebla, informó que esa institución inició ayer la búsqueda de fragmentos del meteoro, visto a las 23.35 horas del pasado domingo, el cual pudo llegar a la Tierra entre los límites de Puebla y Morelos, aunque consideró también que pudo caer en el mar, frente a la costa de Guatemala”, informaba el diario “Uno más uno”. 

El físico Daniel Flores, del Instituto de Astronomía de la UNAM, explicó que los Institutos de Astronomía, Geofísica y Geología trabajarían para tratar de encontrar aquel cuerpo que tanta expectación había causado en los diferentes estados de la República desde donde se le pudo observar, aunque aclaró que “nada garantiza que sea encontrado el meteorito. Sin embargo, se harán los esfuerzos necesarios para lograrlo”. Para Gerardo Sánchez, del Instituto de Geología de la UNAM, “sólo cuando caen cerca de una casa es factible tener éxito en la búsqueda, no así cuando caen en campo abierto. Es prácticamente imposible, pero por las dimensiones de los fragmentos vistos y las versiones difundidas de quienes presenciaron el fenómeno, habría indicios para pensar que se trate de algo grande”. 

La mayor parte de los científicos que hicieron declaraciones a los medios de comunicación estaban convencidos de que aquel objeto era un meteorito, aunque la doctora Julieta Fierro consideraba que “hasta el momento es difícil hablar con exactitud del tipo de material que ingresó a la Tierra, pues el ser humano ha depositado distinta chatarra espacial que podría retornar al planeta y alcanzar velocidades superiores a los 20 mil kilómetros por segundo”. 

¿Se había tratado de un meteorito o de chatarra espacial? ¿O acaso había caído una nave extraterrestre? Los ufólogos no se quedaron con los brazos cruzados, también participaron en la búsqueda y gracias a los testimonios se pudo ubicar el lugar del impacto. 

Así, Óscar Zapién Jimeno, entonces director de la revista “Contacto OVNI”, se dirigió a Pijijiapan, Chiapas, pues en el rancho Miramar había caído el misterioso objeto. En la portada del número 16 de la mencionada revista (correspondiente a julio de 1996), se presentaban dos fotografías de lo que había caído: se trataba de una extrañísima esfera. Zapién escribió que “la esfera es hueca, mide 76 centímetros de circunferencia, 51 de altura y tiene un peso aproximado de diez a doce kilogramos; es de un material férreo, que al parecer estuvo expuesto a altas temperaturas. En la parte superior tiene un agujero de una pulgada y en la de abajo muestra una abolladura y tres orificios de media pulgada; en medio se ve claramente soldadura uniendo a las dos partes, el tamaño de la esfera se redujo al parecer por el fuerte impacto; al golpearla con otro metal se escucha un sonido parecido al de una campana”. 

Zapién expuso su investigación y sus conclusiones en dos artículos que aparecieron en los números 16 y 17 de “Contacto Ovni”. Y la conclusión –obviamente– es que se trataba de un objeto extraterrestre. Sobre la composición de esas esferas, Ruiz Noguez escribió: “Existe una aleación que contempla titanio, vanadio y aluminio. Se utiliza principalmente en la construcción de tanques para combustible de satélites artificiales, debido a su alta resistencia a la corrosión y a la temperatura”. Efectivamente, el objeto “extraterrestre” encontrado en Chiapas no era sino chatarra espacial. 

Ése no fue el fin de las enigmáticas esferas. En abril del año 2000, Maussán comentaba: “Se dice que en 1977 cayó un objeto en la sierra de Puebla que fue recuperado por el Ejército. Sin embargo, no sabemos ni dónde está o si realmente fue. Por otro lado, el 30 de diciembre de 1994 cayó a la Tierra una esfera desde el espacio. Esta esfera fue analizada y se encontró que tenía titanio, vanadio y aluminio, que resistía temperaturas de más de mil 800 grados centígrados. Se encontró que han caído esferas similares desde 1887, como lo reportó el ‘Time’ de Londres, que incluso cayeron algunas de estas esferas antes de que se iniciara la carrera espacial...”. 

Jaime hablaba de una esfera –idéntica a la de Chiapas– que cayó en Ciudad Victoria, en el rancho Tres Arroyos y que según Maussán “con el impacto al caer a una velocidad de miles de kilómetros por hora, le reventó el cuerpo a una vaca y de acuerdo con algunos testimonios, cuando se le metió a una bodega donde había varios automóviles, estos amanecieron con las llantas desinfladas”. 

En el número 82 de “Contacto OVNI”, aparece lo siguiente: “En Ciudad Victoria se descubrió una esfera metálica que cayó del cielo y que las autoridades se encargaron de dar fe de este extraño objeto, por su tamaño y peso no es algo muy usual”. En ese número aparece el documento del ayuntamiento y una fotografía en la que aparecen “la esfera metálica de Ciudad Victoria y los jefes del departamento del ayuntamiento de la dirección de bomberos y protección civil”. 

“Después de Victoria, mucha gente reportó la presencia de extrañas luces que descendían por esa zona de Tamaulipas y hasta se registró una deserción de trabajadores por el temor que les provocaban esos objetos”, comentaba Maussán, quien prometía presentar la esfera para las pláticas que daría en el Teatro de los Insurgentes en 1998. No sé si en esas conferencias la bola mostró su sorprendente técnica para pinchar llantas. Para Maussán, la bola –junto con otras evidencias– mostraba que los extraterrestres deseaban comunicarse con nosotros. No sé si Jaime estaba en lo correcto, ya que las actividades de los ET me resultan incomprensibles. 

En una entrevista, Maussán aseguraba que “actualmente esta esfera está siendo exhibida en Sydney, Australia, como una de las más grandes evidencias de la realidad del fenómeno OVNI. La Nasa ha aceptado que la esfera no es de su propiedad y que sólo nos falta la declaración de los rusos para establecer con cierta certeza que es una esfera de origen desconocido y por tanto posiblemente extraterrestre”.  

Más allá de lo que quieran creer los ufólogos, queda fuera de toda duda la verdadera naturaleza de las esferas: son chatarra espacial.  ¿No que el caso de la esfera surgida del espacio demostraba que los extraterrestres querían comunicarse con nosotros? Recordemos una de las declaraciones de Maussán sobre la esfera que cayó en Ciudad Victoria: “Está siendo exhibida en Sydney, Australia, como una de las más grandes evidencias de la realidad del fenómeno OVNI”. Tenemos entonces que, para Maussán, la chatarra espacial es una de las mejores evidencias de las visitas de extraterrestres a la Tierra. 

Unos ejemplos más antes de terminar. Al llegar el año 2000 el mundo entraría en un terrible caos, las computadoras no sabrían distinguir entre el año 1900 y el 2000. ¿Resultado? El mundo se pondría de cabeza; Maussán decía que lo más seguro es que recibiría el año trabajando, informando sobre el caos. Miles de millones de dólares estaban en juego. El 2000 llegó y se fue… ¿Y el caos? 

Ah, pero antes, en 1996, Maussán promovía la idea de que detrás del cometa Hale-Bopp venía una nave extraterrestre tres veces más grande que la Tierra, y que dicha nave estaba comunicándose con nosotros: nos enviaba música. Curioso que el cometa fuera visible para todo el mundo y la nave no. Recuerdo que en “Tercer Milenio” presentó a alguien que supuestamente trabajaba en la Nasa y confirmaba la historia. También pasó 1996, el cometa siguió su órbita, una secta se suicidó al escuchar que la nave venía... Pero ¿y la nave? Seguramente a última hora cambió su rumbo.  

En otro programa de “Tercer Milenio” presentó a un jesuita que afirmaba poder ¡fotografiar el pasado! ¿Qué evidencia presentaba? Quien sabe cómo funcionan estos asuntos sabrá que no se presentaba la cámara fotográfica con la que se podía realizar el portento (los misteriosos hombres de negro, siempre listos para hacer desaparecer la evidencia de cualquier cosa emocionante, ya se la habían llevado). Para probar tan extraordinaria afirmación se presentaron pruebas –faltaba más– igualmente extraordinarias: las fotografías de Jesucristo. Al cachivache con el que se podía fotografiar el pasado le llamaban cronovisor. 

Otra muestra del aprecio que por la ciencia, la objetividad y la imparcialidad tiene Maussán: en “Tercer Milenio” presentó a un tipo que aseguraba poder predecir el clima a largo plazo. ¿Qué dice la ciencia sobre esto? En su libro “Esto es el caos”, Edgar Gómez escribe: “Las ecuaciones que describen el comportamiento del clima requieren el cálculo de miles de operaciones. Con el advenimiento de las computadoras parecía que la predicción meteorológica iba a alcanzar finalmente la exactitud tan buscada... ¿Quién no se ha burlado alguna vez de las desventuradas predicciones meteorológicas? El clima nunca podrá predecirse más allá de unos cuantos días. No se trata de darle tiempo al tiempo, se trata del caos determinista o efecto mariposa... El efecto mariposa se refiere a la extrema dependencia de un sistema respecto de las condiciones iniciales. Esto quiere decir que el comportamiento de un sistema variará mucho con tan sólo un poco que varíen sus condiciones iniciales. En otras palabras, a pequeñas causas, grandes efectos”.  

Pero en aquel programa de TV la opinión de los físicos brilló por su ausencia. Uno pensaría que un comunicador imparcial presentaría ambos puntos de vista y dejaría que el público sacara sus propias conclusiones, pero Maussán sólo presenta un punto de vista –el que le conviene– y pide a la gente que saque “sus” conclusiones. Periodismo responsable, indudablemente. 

Pasemos al siguiente ejemplo: Maussán mandó a analizar las fotografías donde supuestamente aparece un ente de otro mundo. Se trata del "Caso Álamo", protagonizado por Iván Yeraldo Cisneros y Fernado Cárdenas. Obtuvieron las imágenes en el año 2002. Los dos análisis independientes (realizados por Xavier Niebla y Alfonso Reyes) demostraron que se trataba de un fraude (el “extraterrestre” estaba pegado en el paisaje), ¿y qué hizo Maussán? Seguir presentando la imagen como un documento auténtico (la historia puede leerse aquí). O sea que ni siquiera cuando se demuestra el fraude es capaz de reconocerlo. Una demostración de su objetividad. 

Como último ejemplo podemos mencionar la prueba de que las luces filmadas por la Sedena son una manifestación de una “inteligencia desconocida”: Los análisis de Rodolfo Garrido. El astrofísico Javier Armentia ha puesto en evidencia lo poco creíble que resultan las afirmaciones de Garrido. Escribe Armentia: “La explicación seudofísica del tal Garrido alcanza cotas inigualables de ininteligibilidad. Ni él mismo sabe de qué está hablando”. 

Podríamos seguir, pero con lo anterior basta para mostrar por qué los científicos no querrán acercarse a Maussán para pedir información sobre los OVNIS de la Sedena. El de Maussán es un mundo infundado, irracional, absurdo y disparatado. ¿Qué significó el hecho de que la Sedena entregara la filmación a Maussán (que lo único que hará será ganar dinero con ella) y no a la comunidad científica? El biólogo Martín Bonfil expresa: “Implicó que las fuerzas armadas del país no reconocen la existencia y la calidad de los científicos mexicanos. Y de paso, les negó credibilidad”. Y claro, Maussán hablará de la poca seriedad y cerrazón de los científicos, dirá que él sí investiga, sí tiene mucha imaginación, que “ellos están aquí y nadie lo puede negar”, se seguirá comparando con los hermanos Wright y seguirá lucrando con el fenómeno OVNI.


REFERENCIAS 

- Arellano. Armando. “Por qué no hay extraterrestres en la Tierra”. Fondo de Cultura Económica. México. 2003.
- Balderas. Roberto. “Gran espectáculo ofreció la caída de meteorito en Juchitepec”. “La Prensa”. 29 de enero de 1996.
- Bonfil. Martín. “Los OVNIS de mi señor general: un golpe para la credibilidad científica”. “Humanidades”. No. 272. UNAM. México. 2 de junio de 2004.
- Chavarría. Rosa María. “Centellas, el fenómeno visto desde un avión de la Sedena”. “Gaceta UNAM”. No. 3.719. 17 de mayo de 2004.
- De Régules. Sergio. “Volver al Futuro”. “¿Cómo Ves?”. No. 20. año 2. México. UNAM.
- Gómez. Edgar. “Esto es el caos”. ADN editores. México. 2000.
- Hacyan. Shahen. “Cuando la ciencia nos alcance”. Fondo de Cultura Económica. México. 1998.
- Hernáez. Salvador. “La verdad está allá afuera”. “Quo”. No. 13. México. Noviembre de 1998.
- Jaspeasen. Luis Andrés. “Yo tengo un fragmento de OVNI”. “Contacto Ovni”. No. 20. México. Septiembre de 1996.
- Moreno. Norberto. “Resultaron ser meteoritos las bolas de fuego”. “La Prensa”. martes 30 de enero de 1996.
- Patiño. Norma. “Del meteorito, ni sus luces”. “Novedades”. 30 de enero de 1996.
- Robles. Leticia. “Fue un meteoro la caída del ‘cuerpo luminoso espacial’: expertos de la UNAM”. “Uno más uno”. 30 de enero de 1996.
- Ruiz Noguez, Luis. “El caso de los OVNIS boludos: ¿Qué son esas extrañas esferas?”. “Contacto Ovni”. No. 20. México. Septiembre de 1996.
- Sagan. Carl. “El mundo y sus demonios”. Planeta. México. 1997.
- Zapién. Óscar. “En Chiapas una gran explosión atemoriza a la población”. “Contacto Ovni”. No. 16. México. Julio de 1996.
- Zapién. Óscar. “¿La esfera encontrada es parte de un OVNI?”. “Contacto Ovni”. No. 17. México. Agosto de 1996.

En internet: 
- Garay Adriana. “Mostrará pruebas de ‘otros mundos’, en OvniPage”. 25 de noviembre de 1998. Charla con Jaime Maussán (chat). En “OvniPage”.