El
lunes 10 de mayo de 2004 fue difundido, en conferencia de prensa, un
video grabado el 5 de marzo por pilotos del Escuadrón 501 de la Fuerza
Aérea Mexicana. En él quedaron registrados once OVNIS, aunque luego los
medios aumentaron el número a 16. Ese material, en una decisión
incomprensible, fue cedido al conocido ufólatra Jaime Maussán. El
periodista determinó, con su habitual capacidad investigativa, que las
luces que se ven en la grabación infrarroja son OVNIS. Las últimas
indagaciones realizadas atribuyen las lucecillas en realidad a las
flamas de las refinerías de Campeche, la reserva petrolífera más grande
de México. ¿Aceptarán los crédulos que sus marcianitos nuevamente no son
tales? Todo parece indicar que no.
Por
eso no extraña que Maussán, refiriéndose a las luces filmadas desde el
avión de la Fuerza Aérea Mexicana, pida “que los científicos no vengan a
destruir el caso”, cuando en verdad está expresando “no me vengan a
destruir el negocio”. Lo cierto es que la Secretaría de la Defensa
Nacional (Sedena) decidió entregar el video a Maussán y no a los
científicos. Y eso no es lo único cuestionable.
En
el número 3.719 del 17 de mayo de 2004 de la “Gaceta de la UNAM”
(Universidad Nacional Autónoma de México) aparece el artículo
“Centellas, el fenómeno visto desde un avión de la Sedena. Descartan
universitarios que se trate de objetos o naves extraterrestres”. Rosa
María Chavarría lo firma.
El
texto da cuenta de la conferencia de prensa en la que participaron José
de Jesús Franco (director del Instituto de Astronomía), Armando
Arellano (astrofísico), Rafael Navarro y Julio Herrera (del Instituto de
Ciencias Nucleares). Los físicos de la UNAM calificaron de
irresponsable el hecho de entregar el video a Maussán.
En
un manifiesto encabezado por el ingeniero Antonio Sánchez, se lee: “la
comunidad científica mexicana desea expresar su extrañeza hacia la
Secretaría de la Defensa Nacional por el cuestionable criterio con el
cual decidió entregar material de manera exclusiva a un grupo muy
reducido de personas. Esta determinación hizo a un lado a incontables
instituciones de investigación en nuestro país que pudieron realizar un
trabajo más certero, ético y serio de lo acontecido”.
¿Y
por qué no se recurrió a la comunidad científica para investigar el
caso? La sorprendente respuesta la dio el general Vega García. Cuando se
le comentaron las críticas de los científicos, dijo que… ¡no los
conocía! Al respecto, Sánchez Ibarra expresa: “Lamentamos que el general
Clemente Ricardo Vega García, Secretario de la Defensa Nacional,
desconozca la existencia de científicos de primera talla en las
disciplinas de astronomía, meteorología, ciencias nucleares y otras
ciencias útiles. El hecho de que la Defensa Nacional ignorara a qué
instituciones y con qué disciplinas científicas podría contar para esta
situación nos causa inquietud sobre las metodologías que se pudieran
tomar en otro tipo de eventos”.
Regresemos al artículo de la Gaceta: “No obstante, (José de Jesús Franco) reconoció el trabajo
serio de la Sedena, la cual cuenta con una serie de instrumentos
adecuados y especialistas con los que los universitarios desearían
intercambiar puntos de vista. Indicó que ya pidieron a dicha secretaría
una copia de la cinta y de la información técnica utilizada que permitió
observar estas luces para realizar estudios profundos y encontrar una
respuesta científica definitiva sobre los hechos. En esta casa de
estudios y en las universidades públicas hay expertos suficientes para
efectuar este tipo de investigaciones, consideró”.
La
Sedena –actuando nuevamente de forma irresponsable– ha manifestado que
no proporcionará información a los científicos. Otros investigadores se
han topado con una respuesta similar. Al parecer, aquellos que quieran
realizar alguna investigación deberán acercarse a Jaime Maussán para
tratar de obtener los datos que pudieran requerir.
¿Qué
harán los científicos? ¿Se acercarán a Maussán? Lo dudo, pues
seguramente son alérgicos al ufólogo. ¿Cerrazón? No, es una reacción
lógica ante las barbaridades expresadas por este sujeto a lo largo de
los años. Y la manera en que se ha desarrollado el caso Sedena me ha
hecho reflexionar acerca de la relación entre Maussán y la ciencia.
La
desaparecida revista “Contacto Ovni” publicó un número especial sobre
OVNIS en el espacio, el que estuvo a cargo de Maussán, quien en su
editorial escribió: “El día de hoy todos aquellos que afirmaban la
imposibilidad de la vida en otros planetas han tenido que callar. Pronto
lo harán todos aquellos que afirmaban que es imposible viajar a la
velocidad de la luz. Y poco después aquellos que afirmaban la
inexistencia de la vida extraterrestre en la Tierra”.
“Herencia
estelar” es una novela (batante mala) de ciencia ficción. Gabriel Chávez (quien doblaba al español al Sr. Montgomery Berns de los Simpson) es su autor.
El libro trata sobre la llegada de los ET a la Tierra. Maussán anota:
“Un gran libro, uno de los mejores que he leído en cuanto al tema
ciencia ficción, OVNI, extraterrestre”. No en vano también escribió el
prólogo, donde se lee: “En la actualidad, la investigación del fenómeno
OVNI se ha convertido en una verdadera ciencia, desde luego informal, ya
que no es reconocida por los científicos que no pueden entender cómo
podrían trasladarse hasta la Tierra seres de otro planeta. Con base en
la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein nada podría moverse en el
espacio más allá de la velocidad de la luz (300 mil kilómetros por
segundo) sin desintegrarse”.
Antes
de “contradecir” un argumento, Maussán debería tratar de entenderlo.
¿Qué dicen realmente los físicos al respecto? ¿Se desintegraría un
objeto al alcanzar o superar la velocidad de la luz? ¿Qué le cuesta a
Maussán informarse antes de abrir la boca?
Enterarse
de lo que dicen los físicos no es complicado. Basta con acudir a una
biblioteca. En su libro “Cuando la ciencia nos alcance”, el físico
Shahen Hacyan explica lo que en verdad se desprende de la teoría de la
relatividad. Explica: “Einstein demostró que un cuerpo masivo
necesitaría una cantidad infinita de energía para alcanzar tal velocidad
(la velocidad de la luz) o, dicho de otro modo, todo el Universo usado
como combustible no le sería suficiente”.
Por
su parte, el físico Armando Arellano, en su libro “Por qué no hay
extraterrestres en la Tierra”, asegura: “Viajar a la velocidad de la luz
no es posible para nadie, para ninguna civilización por muy adelantada y
tecnológica que sea. La razón es que para que un objeto con masa viaje a
la velocidad de la luz, es necesario darle una cantidad infinita de
energía, lo que no es posible”.
Estos
límites en cuanto a la velocidad que podría alcanzar una nave no son
una “imposición” de los científicos. Los físicos simplemente están
explicándonos cómo funciona el universo. Pero Maussán se niega a aceptar
las leyes de la naturaleza y trata de refutar los descubrimientos
científicos, aunque comienza con el pie izquierdo: ni siquiera entiende
las ideas científicas.
PATINAZOS MAUSSANIANOS
En
diversas ocasiones Maussán ha hablado de ciencia. En noviembre de 1998
la revista “Quo” realizó un reportaje acerca de la fiebre de lo
paranormal en México, en el cual se entrevistó a Jaime: “La ciencia tomó
el tema, lo observó y lo desechó. Por eso, muchas personas improvisadas
se dedicaron a realizar su investigación y difusión. No me considero un
iluminado, ni un contactado, ni tampoco un charlatán. Pero tampoco soy
un hombre que se maneja por el rigor científico. Soy un comunicador.
Puedo moverme con mucha más amplitud que un científico y con más rigor
que un aficionado”.
En
1998 Yohanan Díaz organizó el “Primer encuentro universitario de vida
extraterrestre”. Los ufólogos, entre ellos Maussán, se dieron cita en el
campus Acatlán de la UNAM. La conferencia de Jaime estaba programada
para el martes 3 de marzo, aunque expuso el miércoles 4. En ella
pretendió dar una clase de filosofía de la ciencia.
Su
lección partió de aquello que -se supone– no se ha contado de Carl
Sagan. Según Maussán, Sagan estaba convencido de la presencia de los ET
en la Tierra, pero fue censurado por sus colegas y obligado a no hablar
al respecto; así, como parte de esta censura habría sido expulsado de la
Universidad de Harvard: “Muchos han recurrido a él para explicar el
escepticismo de la ciencia... Lo curioso es que Sagan, en un programa de
televisión, cuya entrevista apenas vi, aceptaba la posibilidad de la
existencia de OVNIS en la Tierra, de naves extraterrestres. Curiosamente
ese mismo año (1978) Harvard lo expulsa. Posteriormente, en 1992, la
Academia de Ciencias de los Estados Unidos le negó la entrada por su
participación en las demostraciones para impedir el uso de la tecnología
nuclear por sus peligros. De tal forma ahora nos damos cuenta de que
Sagan fue un hombre que aprendió a sobrevivir en un medio tan represivo
como lo es el científico, (donde) aquel que se sale de los parámetros
puede ser fuertemente reprimido, y esto no solamente en el área
astronómica, sino prácticamente en cualquier área de la ciencia. Ahí es
cuando yo los invito a ustedes, a los maestros, a los científicos a
considerar que la ciencia son dos cosas...”.
Presten
atención, pues Maussán, el filósofo, nos va a definir lo que es o debe
ser la ciencia. “Una cosa son los hechos duros, que deben ser
investigados y analizados; otra es la imaginación. Cuando la ciencia
renuncia a ser imaginativa, entonces establece límites al ser humano.
Pensar que no es posible viajar más allá de la velocidad de la luz es
considerar que seremos prisioneros de nuestro propio planeta por los
siglos por venir. Quizá llegaremos a visitar algunos de los planetas que
nos acompañan en nuestro sistema solar, pero nada más allá... y desde
luego, jamás llegaremos a establecer contacto con extraterrestres”.
Curioso
que el profe de filosofía de la ciencia mencione a Sagan y luego se
queje de que la ciencia pretenda establecer límites. Habría que
recordarle lo que Sagan decía: “Los científicos no pretenden imponer sus
necesidades y deseos a la naturaleza, sino que humildemente la
interrogan y se toman en serio lo que encuentran... Es irritante que la
ciencia pretenda fijar límites en lo que podemos hacer, aunque sea en
principio. ¿Quién dice que no podemos viajar más de prisa que la luz?
Solían decirlo del sonido, ¿no es cierto? ¿Quién osa poner límites al
ingenio humano? En realidad, la naturaleza. Significativamente, la
seudociencia y la superstición tienden a no reconocer límites en la
naturaleza”.
Continuemos
con la lección de Maussán: “Es importante ser humildes, aceptar que no
todo lo que no podemos entender quiere decir que no existe; debemos
tener una mente abierta. Desde luego solamente aceptaremos aquello que
nos convenza, pero ¿no es verdad que un científico renuncia a su papel
cuando dice desde antes que ‘el fenómeno extraterrestre no es cierto, no
lo necesito investigar porque no es verdad’? ¿Y no es esa postura la
que yo he encontrado en los últimos años? ‘Señor, tengo este caso
fantástico, ¿quiere usted investigarlo?’. ‘No, no es necesario, no es
cierto’. Es ahí donde el científico renuncia a ser científico... No
podemos asumir ya desde antes que algo así no es cierto”.
Después
de estas palabras, Maussán deja de hacer filosofía de la ciencia y
prosigue su “científica conferencia” con los misterios de Marte. Pasa el
video de “Alternativa 3”. Misterio, ¿verdad?
Después
habla acerca de lo que se ha encontrado en las rocas del planeta rojo y
pregunta: “¿Cómo puede haber acero y resinas en las rocas de Marte si
estos compuestos son de naturaleza artificial? Lo que más me sorprende
es que esta información está en internet desde septiembre de 1997 y
nadie ha dicho absolutamente nada, nadie ha siquiera tratado de darle la
más mínima explicación”. Escépticos, ¿cómo refutan estos “hechos duros”
que encontraron los científicos que han enviado sondas a Marte? La
fuente de esta información fue Rodolfo Garrido (“asesor de la NASA”).
“Tú usas un lenguaje seudocientífico”, le comentó –en un programa de
debate– Luis Ruiz Noguez a Garrido. Éste protestó y Luis explicó lo de
las resinas de silicón y acero.
En
su conferencia, Maussán dejó claro que para él la presencia
extraterrestre en nuestro planeta no se trata de una “hipótesis” o algo a
corroborar: “En lo personal ya no me cabe ninguna duda. Algún día fui
escéptico, pero hoy estoy convencido de que vivimos una realidad
extraordinaria. Aquí lo más importante es que la presencia de estos
seres no nos dice si son buenos o si son malos, no nos dice si nos
vienen a ayudar o a atacar, nada de eso en realidad importa. Lo único
que importa es que están aquí, y si están aquí quiere decir que nosotros
estaremos allá mañana, quiere decir que sí se puede viajar en el
espacio más allá de la velocidad de la luz, y que aunque no entendemos
cómo sería posible, muy pronto en el futuro podríamos hacerlo”.
Y no podía faltar el mensaje ecológico:
“Por
eso apelo a ustedes. Es necesario pensar que no seremos la última
generación en la Tierra y que habrá otros que no han nacido todavía.
Debemos estabilizar este desarrollo que tenemos, evitar seguir
destruyendo, acabando los recursos, exterminando la fauna y la flora,
para dar oportunidad al futuro, a otras generaciones a lograr este
maravilloso e increíble sueño.
“Para
mí, lo más importante sería que un descendiente nuestro en el futuro,
algún día, pudiese cantar a la orilla de otro mar, de otro mundo, de
otra parte del universo y recordar con gratitud a aquellos que hicieron
posible esto. Nosotros tenemos la extraordinaria posibilidad de
convertirnos no solamente en una generación de transición sino en la
generación que haga posible esta posibilidad; existen ya algunas
muestras de la conciencia naciente, no solamente aquí en México sino en
el mundo, alrededor de la necesidad de proteger la vida... Yo espero que
tengamos tiempo de salvar a este mundo del mañana, porque es ahí donde
se encuentra nuestra propia trascendencia”.
Aplausos, por favor.
Aplausos, por favor.
¿Otro
ejemplo de los absurdos de Maussán? El 16 de enero de 1998 Nino Canún
organizó el último debate que sobre OVNIS realizara dentro de la serie
“¿Y usted qué opina?”. El ufólatra presentó un video en el que se veía
el paso de varias “naves extraterrestres”, “misteriosos” objetos que
fueron videograbados la noche del 28 de enero de 1996. Los escépticos
plantearon la posibilidad de que se tratara de un meteorito.
La
verdad es que para cuando se realizó el debate de TV el caso ya estaba
más que resuelto (aunque actualmente el video sigue
siendo para Maussán una prueba de la manifestación de los
extraterrestres en nuestro planeta). El escéptico Luis Ruiz Noguez ya había explicado todo en el número 20
de “Contacto Ovni” (septiembre de 1996). Veamos un poco el desarrollo
del caso.
UN OVNI BOLUDO
El
lunes 29 de enero de 1996, los periódicos “Excélsior”, “Novedades” y
“El Heraldo”, entre otros, informaban de la caída de un meteorito. El
cuerpo habría sido visto la noche del domingo anterior en el Distrito
Federal, y en los estados de Veracruz, Puebla, Morelos y Jalisco, entre
otros. En los diarios se informaba que varios científicos comenzarían a
buscar los restos del supuesto meteorito. “Por su parte, el físico
Octavio Cardona, del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y
Electrónica del Planetario de Puebla, informó que esa institución inició
ayer la búsqueda de fragmentos del meteoro, visto a las 23.35 horas del
pasado domingo, el cual pudo llegar a la Tierra entre los límites de
Puebla y Morelos, aunque consideró también que pudo caer en el mar,
frente a la costa de Guatemala”, informaba el diario “Uno más uno”.
El
físico Daniel Flores, del Instituto de Astronomía de la UNAM, explicó
que los Institutos de Astronomía, Geofísica y Geología trabajarían para
tratar de encontrar aquel cuerpo que tanta expectación había causado en
los diferentes estados de la República desde donde se le pudo observar,
aunque aclaró que “nada garantiza que sea encontrado el meteorito. Sin
embargo, se harán los esfuerzos necesarios para lograrlo”. Para Gerardo
Sánchez, del Instituto de Geología de la UNAM, “sólo cuando caen cerca
de una casa es factible tener éxito en la búsqueda, no así cuando caen
en campo abierto. Es prácticamente imposible, pero por las dimensiones
de los fragmentos vistos y las versiones difundidas de quienes
presenciaron el fenómeno, habría indicios para pensar que se trate de
algo grande”.
La
mayor parte de los científicos que hicieron declaraciones a los medios
de comunicación estaban convencidos de que aquel objeto era un
meteorito, aunque la doctora Julieta Fierro consideraba que “hasta el
momento es difícil hablar con exactitud del tipo de material que ingresó
a la Tierra, pues el ser humano ha depositado distinta chatarra
espacial que podría retornar al planeta y alcanzar velocidades
superiores a los 20 mil kilómetros por segundo”.
¿Se
había tratado de un meteorito o de chatarra espacial? ¿O acaso había
caído una nave extraterrestre? Los ufólogos no se quedaron con los
brazos cruzados, también participaron en la búsqueda y gracias a los
testimonios se pudo ubicar el lugar del impacto.
Así,
Óscar Zapién Jimeno, entonces director de la revista “Contacto OVNI”,
se dirigió a Pijijiapan, Chiapas, pues en el rancho Miramar había caído
el misterioso objeto. En la portada del número 16 de la mencionada
revista (correspondiente a julio de 1996), se presentaban dos
fotografías de lo que había caído: se trataba de una extrañísima esfera.
Zapién escribió que “la esfera es hueca, mide 76 centímetros de
circunferencia, 51 de altura y tiene un peso aproximado de diez a doce
kilogramos; es de un material férreo, que al parecer estuvo expuesto a
altas temperaturas. En la parte superior tiene un agujero de una pulgada
y en la de abajo muestra una abolladura y tres orificios de media
pulgada; en medio se ve claramente soldadura uniendo a las dos partes,
el tamaño de la esfera se redujo al parecer por el fuerte impacto; al
golpearla con otro metal se escucha un sonido parecido al de una
campana”.
Zapién
expuso su investigación y sus conclusiones en dos artículos que
aparecieron en los números 16 y 17 de “Contacto Ovni”. Y la conclusión
–obviamente– es que se trataba de un objeto extraterrestre. Sobre la
composición de esas esferas, Ruiz Noguez escribió: “Existe una aleación
que contempla titanio, vanadio y aluminio. Se utiliza principalmente en
la construcción de tanques para combustible de satélites artificiales,
debido a su alta resistencia a la corrosión y a la temperatura”.
Efectivamente, el objeto “extraterrestre” encontrado en Chiapas no era
sino chatarra espacial.
Ése
no fue el fin de las enigmáticas esferas. En abril del año 2000,
Maussán comentaba: “Se dice que en 1977 cayó un objeto en la sierra de
Puebla que fue recuperado por el Ejército. Sin embargo, no sabemos ni
dónde está o si realmente fue. Por otro lado, el 30 de diciembre de 1994
cayó a la Tierra una esfera desde el espacio. Esta esfera fue analizada
y se encontró que tenía titanio, vanadio y aluminio, que resistía
temperaturas de más de mil 800 grados centígrados. Se encontró que han
caído esferas similares desde 1887, como lo reportó el ‘Time’ de
Londres, que incluso cayeron algunas de estas esferas antes de que se
iniciara la carrera espacial...”.
Jaime
hablaba de una esfera –idéntica a la de Chiapas– que cayó en Ciudad
Victoria, en el rancho Tres Arroyos y que según Maussán “con el impacto
al caer a una velocidad de miles de kilómetros por hora, le reventó el
cuerpo a una vaca y de acuerdo con algunos testimonios, cuando se le
metió a una bodega donde había varios automóviles, estos amanecieron con
las llantas desinfladas”.
En
el número 82 de “Contacto OVNI”, aparece lo siguiente: “En Ciudad
Victoria se descubrió una esfera metálica que cayó del cielo y que las
autoridades se encargaron de dar fe de este extraño objeto, por su
tamaño y peso no es algo muy usual”. En ese número aparece el documento
del ayuntamiento y una fotografía en la que aparecen “la esfera metálica
de Ciudad Victoria y los jefes del departamento del ayuntamiento de la
dirección de bomberos y protección civil”.
“Después
de Victoria, mucha gente reportó la presencia de extrañas luces que
descendían por esa zona de Tamaulipas y hasta se registró una deserción
de trabajadores por el temor que les provocaban esos objetos”, comentaba
Maussán, quien prometía presentar la esfera para las pláticas que daría
en el Teatro de los Insurgentes en 1998. No sé si en esas conferencias
la bola mostró su sorprendente técnica para pinchar llantas. Para
Maussán, la bola –junto con otras evidencias– mostraba que los
extraterrestres deseaban comunicarse con nosotros. No sé si Jaime estaba
en lo correcto, ya que las actividades de los ET me resultan
incomprensibles.
En
una entrevista, Maussán aseguraba que “actualmente esta esfera está
siendo exhibida en Sydney, Australia, como una de las más grandes
evidencias de la realidad del fenómeno OVNI. La Nasa ha aceptado que la
esfera no es de su propiedad y que sólo nos falta la declaración de los
rusos para establecer con cierta certeza que es una esfera de origen
desconocido y por tanto posiblemente extraterrestre”.
Más
allá de lo que quieran creer los ufólogos, queda fuera de toda duda la
verdadera naturaleza de las esferas: son chatarra espacial. ¿No que el
caso de la esfera surgida del espacio demostraba que los extraterrestres
querían comunicarse con nosotros? Recordemos una de las declaraciones
de Maussán sobre la esfera que cayó en Ciudad Victoria: “Está siendo
exhibida en Sydney, Australia, como una de las más grandes evidencias de
la realidad del fenómeno OVNI”. Tenemos entonces que, para Maussán, la
chatarra espacial es una de las mejores evidencias de las visitas de
extraterrestres a la Tierra.
Unos
ejemplos más antes de terminar. Al llegar el año 2000 el mundo entraría
en un terrible caos, las computadoras no sabrían distinguir entre el
año 1900 y el 2000. ¿Resultado? El mundo se pondría de cabeza; Maussán
decía que lo más seguro es que recibiría el año trabajando, informando
sobre el caos. Miles de millones de dólares estaban en juego. El 2000
llegó y se fue… ¿Y el caos?
Ah,
pero antes, en 1996, Maussán promovía la idea de que detrás del cometa
Hale-Bopp venía una nave extraterrestre tres veces más grande que la
Tierra, y que dicha nave estaba comunicándose con nosotros: nos enviaba
música. Curioso que el cometa fuera visible para todo el mundo y la nave
no. Recuerdo que en “Tercer Milenio” presentó a alguien que
supuestamente trabajaba en la Nasa y confirmaba la historia. También
pasó 1996, el cometa siguió su órbita, una secta se suicidó al escuchar
que la nave venía... Pero ¿y la nave? Seguramente a última hora cambió
su rumbo.
En
otro programa de “Tercer Milenio” presentó a un jesuita que afirmaba
poder ¡fotografiar el pasado! ¿Qué evidencia presentaba? Quien sabe cómo
funcionan estos asuntos sabrá que no se presentaba la cámara
fotográfica con la que se podía realizar el portento (los misteriosos
hombres de negro, siempre listos para hacer desaparecer la evidencia de
cualquier cosa emocionante, ya se la habían llevado). Para probar tan
extraordinaria afirmación se presentaron pruebas –faltaba más–
igualmente extraordinarias: las fotografías de Jesucristo. Al cachivache
con el que se podía fotografiar el pasado le llamaban cronovisor.
Otra
muestra del aprecio que por la ciencia, la objetividad y la
imparcialidad tiene Maussán: en “Tercer Milenio” presentó a un tipo que
aseguraba poder predecir el clima a largo plazo. ¿Qué dice la ciencia
sobre esto? En su libro “Esto es el caos”, Edgar Gómez escribe: “Las
ecuaciones que describen el comportamiento del clima requieren el
cálculo de miles de operaciones. Con el advenimiento de las computadoras
parecía que la predicción meteorológica iba a alcanzar finalmente la
exactitud tan buscada... ¿Quién no se ha burlado alguna vez de las
desventuradas predicciones meteorológicas? El clima nunca podrá
predecirse más allá de unos cuantos días. No se trata de darle tiempo al
tiempo, se trata del caos determinista o efecto mariposa... El efecto
mariposa se refiere a la extrema dependencia de un sistema respecto de
las condiciones iniciales. Esto quiere decir que el comportamiento de un
sistema variará mucho con tan sólo un poco que varíen sus condiciones
iniciales. En otras palabras, a pequeñas causas, grandes efectos”.
Pero
en aquel programa de TV la opinión de los físicos brilló por su
ausencia. Uno pensaría que un comunicador imparcial presentaría ambos
puntos de vista y dejaría que el público sacara sus propias
conclusiones, pero Maussán sólo presenta un punto de vista –el que le
conviene– y pide a la gente que saque “sus” conclusiones. Periodismo
responsable, indudablemente.
Pasemos
al siguiente ejemplo: Maussán mandó a analizar las fotografías donde
supuestamente aparece un ente de otro mundo. Se trata del "Caso Álamo", protagonizado por Iván Yeraldo Cisneros y Fernado Cárdenas. Obtuvieron las imágenes en el año 2002. Los dos análisis
independientes (realizados por Xavier Niebla y Alfonso Reyes) demostraron que se trataba de un fraude (el
“extraterrestre” estaba pegado en el paisaje), ¿y qué hizo Maussán?
Seguir presentando la imagen como un documento auténtico (la historia puede leerse aquí). O sea que ni
siquiera cuando se demuestra el fraude es capaz de reconocerlo. Una
demostración de su objetividad.
Como
último ejemplo podemos mencionar la prueba de que las luces filmadas
por la Sedena son una manifestación de una “inteligencia desconocida”:
Los análisis de Rodolfo Garrido. El astrofísico Javier Armentia ha
puesto en evidencia lo poco creíble que resultan las afirmaciones de
Garrido. Escribe Armentia: “La explicación seudofísica del tal Garrido
alcanza cotas inigualables de ininteligibilidad. Ni él mismo sabe de qué
está hablando”.
Podríamos
seguir, pero con lo anterior basta para mostrar por qué los científicos
no querrán acercarse a Maussán para pedir información sobre los OVNIS
de la Sedena. El de Maussán es un mundo infundado, irracional, absurdo y
disparatado. ¿Qué significó el hecho de que la Sedena entregara la
filmación a Maussán (que lo único que hará será ganar dinero con ella) y
no a la comunidad científica? El biólogo Martín Bonfil expresa:
“Implicó que las fuerzas armadas del país no reconocen la existencia y
la calidad de los científicos mexicanos. Y de paso, les negó
credibilidad”. Y claro, Maussán hablará de la poca seriedad y cerrazón
de los científicos, dirá que él sí investiga, sí tiene mucha
imaginación, que “ellos están aquí y nadie lo puede negar”, se seguirá
comparando con los hermanos Wright y seguirá lucrando con el fenómeno
OVNI.
REFERENCIAS
- Arellano. Armando. “Por qué no hay extraterrestres en la Tierra”. Fondo de Cultura Económica. México. 2003.
- Balderas. Roberto. “Gran espectáculo ofreció la caída de meteorito en Juchitepec”. “La Prensa”. 29 de enero de 1996.
-
Bonfil. Martín. “Los OVNIS de mi señor general: un golpe para la
credibilidad científica”. “Humanidades”. No. 272. UNAM. México. 2 de
junio de 2004.
-
Chavarría. Rosa María. “Centellas, el fenómeno visto desde un avión de
la Sedena”. “Gaceta UNAM”. No. 3.719. 17 de mayo de 2004.
- De Régules. Sergio. “Volver al Futuro”. “¿Cómo Ves?”. No. 20. año 2. México. UNAM.
- Gómez. Edgar. “Esto es el caos”. ADN editores. México. 2000.
- Hacyan. Shahen. “Cuando la ciencia nos alcance”. Fondo de Cultura Económica. México. 1998.
- Hernáez. Salvador. “La verdad está allá afuera”. “Quo”. No. 13. México. Noviembre de 1998.
- Jaspeasen. Luis Andrés. “Yo tengo un fragmento de OVNI”. “Contacto Ovni”. No. 20. México. Septiembre de 1996.
- Moreno. Norberto. “Resultaron ser meteoritos las bolas de fuego”. “La Prensa”. martes 30 de enero de 1996.
- Patiño. Norma. “Del meteorito, ni sus luces”. “Novedades”. 30 de enero de 1996.
-
Robles. Leticia. “Fue un meteoro la caída del ‘cuerpo luminoso
espacial’: expertos de la UNAM”. “Uno más uno”. 30 de enero de 1996.
-
Ruiz Noguez, Luis. “El caso de los OVNIS boludos: ¿Qué son esas
extrañas esferas?”. “Contacto Ovni”. No. 20. México. Septiembre de 1996.
- Sagan. Carl. “El mundo y sus demonios”. Planeta. México. 1997.
- Zapién. Óscar. “En Chiapas una gran explosión atemoriza a la población”. “Contacto Ovni”. No. 16. México. Julio de 1996.
- Zapién. Óscar. “¿La esfera encontrada es parte de un OVNI?”. “Contacto Ovni”. No. 17. México. Agosto de 1996.
En internet:
-
Garay Adriana. “Mostrará pruebas de ‘otros mundos’, en OvniPage”. 25 de
noviembre de 1998. Charla con Jaime Maussán (chat). En “OvniPage”.